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miércoles, 24 de abril de 2019

Viaje al Toubkal

El viaje empieza algo pesadete. Mal dormir, cansancio. Somos 21. A algunos les conozco a otros no. Autobús, avión, horas de espera aquí y allá, furgoneta... Poco a poco las piezas van encajando, las conversaciones mejoran y las sonrisas aparecen. Marrakesh no deja indiferente a nadie. Es una desordenada locura de gentes variopintas, de alocadas motoretas , de carros, de olores y de bonitos colores. Caos, suciedad, antiguallas, animales, todo mezclado. Desde luego muy diferente a la vida de por aquí. El zoco, la plaza Jemma el-Fna, la Kutubia. Hacemos algunas fotos y nos vamos de esa urbe de locura buscando las montañas. No están lejos. Se ven imponentes y están nevadas. Es el Atlas. Nosotros vamos a por su cima mas alta, el Toubkal. La cosa tiene buena pinta. Caminamos tranquilos, conversando. Bromas, risas, algún cuscus y muchas mulas. Las horas pasan cómodamente. Ya no somos 21 elementos, ahora ya somos un grupo de 21. Un equipo. Nos falta un poco de rodaje pero el equipo ya funciona. Uno hace fotos, otra ayuda, otro aconseja, otro hace el payaso, otro dirige, alguno ronca. Al alba, con la fresca, nos ponemos los crampones y nos vamos hacia arriba. Despacio. Paso a paso. Varios son expertos otros no distinguimos casi un piolet de un jadico. Paramos, bebemos, caminamos, subimos. Ya estamos a 4000. Joer, el oxigeno escasea un poco. Con cualquier exceso te ahogas. A ratos me duele la cabeza. No es mucho, solo un poco. Llegar a la cima cuesta, no es fácil. La altitud pasa sus facturas. Momentos de dudas, tropiezos, vertigos, pero continuamos. El jefe señala la cima. Alaaa pa rriba pues !!! Me caguen la leche. Somos aragoneses tozudos, lentos pero seguros. Que se jodan !!! Estamos todo el equipo, junto, a 4167 metros, en la cima del Toubkal.




Emotivo sin duda. Lagrimas, fotos, abrazos, sonrisas. Y lo mejor es que allí estamos todos, fuertes y débiles, expertos y novatos. Todos y todas, claro. El oxigeno escasea a cuatro mil, pero vamos sobrados de sensaciones, de sentimientos, de besos y abrazos... Fantásticos minutos. Cae la niebla, sera mejor bajar.

El viaje sigue. Todo fluye, todo sale bien. Nieva cuando descansamos, sale el sol cuando caminamos. Estamos todos felices, satisfechos, orgullosos de haberlo conseguido y de haberlo disfrutado. Pura vida. Sencilla y deliciosa vida. Hacemos una fiesta con los bereberes, bailamos, cantamos. Bebemos cerveza. Jajajaja, que bueno. Luego nos volvemos al tumulto de Marrakesh. Sonreimos, recordamos, comentamos la jugada. Terminamos de visitar Marrakesh. Compramos algunos regalos. Mas cerveza. Volvemos a casa. Volvemos a la vida normal.

Ya estoy en la vida normal. Voy como flotando. Un poco, salvando las distancias, como cuando volví de mi primer maratón o de mi primer aironman. Parecido a como me sentí cuando volví de la Ultra del Mont Blanc o de Sables. La vida sigue. Pero no sigue igual, cambia un poco. Con cada viaje, aventura, reto, desafió, locura volvemos, pero levemente modificados. Reseteamos algunos aspectos que nos entorpecen y nos amargan, algunos temillas que nos lastran. Nos limpiamos. Quiero pensar que vamos ligeramente a mejor.

Pues eso, estoy en mi vida normal caminando hacia el trabajo. Estoy dudando entre sonreír o ponerme a llorar. Afortunadamente opto por sonreír. Me acuerdo del viaje, de mis colegas toubkaleros, (los echo de menos)... y de Ibrahim, el tercer guía, el ayudante del subalterno del gran jefe (el jefe era Hassan Ten Gogashes y el subalterno era Hassan Segundo. Ibra era el trecero, el ultimo), mitad cocinero, mitad montañero, mitad piloto de mulas, con su gorro rojiblanco y sus chanclas rosas. Ibrahim tiene seguramente pocas cosas, muchas menos que nosotros sin duda, pero el tío sonríe. Su media sonrisa es cautivadora, embriagadora, contagiosa. Pues eso, me pongo en Modo Ibrahim y canto y bailo y sonrío...

Escribo estas lineas y cuelgo unas fotos porque aunque estos 6 dias (del 18 al 23 de abril. 6 dias es poco, pero siempre es mejor acabar con ganas de mas de acabar harto...) han sido inolvidables, no me fío del desgaste que nos produce de la rutina y el paso del tiempo... simplemente pasándome por este humilde blog siempre me sera mas fácil recordar estos deliciosos dias de viaje por Marruecos hasta la cima de los Atlas.

Firmado: sr.ornitorrinco, mamífero peculiar, corredor y ciclista, ironman y payaso, sablero y ahora sorprendentemente montañero 4-milista. Jajajaja. Luego me haré piragüista. Gracias Javi. Gracias chic@s, habéis sido los mejores compañer@s. Como dice Javi, encontrar felicidad depende de cada uno de nosotros, pero es mas fácil en buena compañía. Nos vemos. 














2 comentarios:

  1. Te van a multar por haber subido al Toubkal y no haber hollado aún Monte Perdido, por ejemplo. Hay que ponerle remedio YA!.

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    1. Tienes toda la razón amigo Pablo... pero ya sabes, el ornitorrinco es un mamífero particularmente peculiar. Un abrazo.

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